Alfred Wallace: el otro Darwin

   La teoría de la evolución constituye una parte central de las ciencias biológicas que se estudian a día de hoy, y es que no se trata de una explicación más sobre el posible origen y desarrollo de las especies, sino de una teoría que refutó por completo unas ideas y pensamientos acerca de la realidad natural que habían estado vigentes durante centenares de años.

   Cuando hablamos de esta teoría, muy probablemente, pensamos en Charles Darwin, el famoso naturalista inglés que expuso el mecanismo por el cual tiene lugar la evolución: lucha por la supervivencia, selección natural, etc. Todo ello queda reflejado en su famoso libro On the Origin of Species (El origen de las especies en español). Sin embargo, Darwin no fue el único que demostró esta teoría y, por ello, hoy hablaré sobre uno de sus grandes amigos: Alfred Russel Wallace, el padre de la biogeografía.

   Wallace, al igual que Darwin, descubrió el mecanismo clave de la evolución de forma independiente: la selección natural. No obstante, Wallace no contaba con la misma riqueza e influencia social que Darwin, sino que financiaba todos sus proyectos e investigaciones con la venta de especímenes de colección. A diferencia de lo que podríamos pensar, su negocio no fue un fracaso en absoluto: multitud de museos y coleccionistas privados se interesaban por estos insectos. Así, los viajes de Wallace se basaban en la recolección de especímenes exóticos que hiciesen que el mundo occidental quedará asombrado.  Este explorador se adentró por el Amazonas y recorrió las actuales Malasia e Indonesia, entre otros viajes, escribiendo numerosos artículos científicos y notas e, incluso, enviando especímenes a Inglaterra.

   Su mejor aportación a la biología fue, sin duda, el manuscrito que envió a Darwin para recibir su opinión. Se trataba de una memoria o ensayo que se denominó On the tendency of varieties to depart indefinitely from the original type (Sobre la tendencia de las variedades para alejarse indefinidamente del tipo original en español), donde defendió la especiación. Darwin, al ver que Wallace llegó a las mismas conclusiones que él, decidió presentar dicha obra junto con un resumen con la suya. “Siento mucha satisfacción por haber ayudado a realizar la publicación de este célebre libro y por el amplio reconocimiento por parte del propio Darwin de mi descubrimiento independiente de la ‘selección natural’”, escribió años más tarde.

   Actualmente, El Museo de Historia Natural de Nueva York expone miles de especies de animales y plantas ordenados y clasificados en los cajones del mueble de madera de Wallace. Estas son algunas fotos de su afamada colección:





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